Ver jugar a tu bebé con tu mascota es uno de los sueños más lindos que todas las familias tienen antes del nacimiento. Sin embargo es importante tener algunos aspectos en cuenta para que todos puedan disfrutar de ese momento.
Antes del nacimiento, debemos controlar que nuestro animal se encuentre bien vacunado y desparasitado. Aconsejamos llevarlo al veterinario para un corte o limado de uñas y un buen baño.
Ante la llegada del bebé a casa, es necesario establecer una relación afectuosa y sin celos. Cuando el bebé arribe el animal mostrará una curiosidad natural, por eso, debemos permitirle que investigue al nuevo integrante de la familia. Pero, a su vez, asegurarnos de no dejar nunca solos al bebé y a la mascota.
Es recomendable que los espacios donde el bebé coma y descanse estén lejos de la mascota. Con el paso de los primeros días, observar que no aparezca ninguna reacción alérgica (dermatitis, rinitis o conjuntivitis) si así fuera, consultar de inmediato al pediatra de cabecera.
Cuando el niño crezca y empiece a gatear, puede perseguir, arrinconar y hacer daño a la mascota, e incitarle con su comportamiento a tener una reacción violenta en defensa propia. Mordeduras y arañazos pueden evitarse enseñando al animal y al bebé a respetarse mutuamente desde el principio.
Siempre tener presente que el sistema inmunológico de los bebés está en fase de desarrollo. Por eso es importante que el espacio en el que se mueva el niño esté limpio, y que por ejemplo no tenga acceso directo a las deposiciones de la mascota, ya que podrían ser fuente de algunas infecciones.