Los diálogos sobre el Bautismo de los hijos se van dando, naturalmente, en los cimientos del proyecto de familia que comparten los esposos:“¿cuándo lo bautizamos, lo unimos al primer cumpleaños?”, “¿por qué no esperamos a que sea más grande y pueda decidir?”, “¿a quiénes elegimos como padrinos?”... Son preguntas que se van concatenando, y que representan puertas que nos abren a un camino mucho más profundo e importante que el que a veces se nos pone en frente.
Les compartimos preguntas y respuestas que pueden funcionar como disparadores a la reflexión común. Nos gustaría colaborar con este diálogo fundamental entre papás, para que juntos puedan descubrir que el Bautismo es el regalo más valioso que pueden ofrecer a sus hijos.
¿Qué es el Bautismo?
Es el cimiento que ponemos para construir la casa de nuestra fe y de nuestro vínculo con Dios. El Bautismo es una puerta de entrada: a la Iglesia, a la comunidad de fe, a la amistad permanente con Dios. Es el sacramento fundamental y la condición previa de todos los demás sacramentos.
¿Qué ocurre en el Bautismo?
El Bautismo es un sacramento lleno de signos; y verdaderamente estos signos hacen lo que significan:
El óleo y el santo crisma: antiguamente, en Israel, se ungía con óleo a los profetas y reyes, a los elegidos por Dios. El óleo prepara para recibir al sacramento. El santo crisma es símbolo del Espíritu Santo; con él, la persona es consagrada a Dios, y recibe la marca de la fe que lo fortalece en el camino de la vida.
El agua: ser bautizado quiere decir que la historia de mi vida personal se sumerge en la corriente del amor de Dios. A través del gesto del agua, la persona se sumerge en el mar de amor de Dios y entra en la vida de Dios. Y el agua también limpia y borra el pecado original.
La vestidura blanca: simboliza que con el Bautismo somos “revestidos como hombres nuevos”, y recibimos una nueva vida como hijos de Dios, libres de todo mal.
El cirio pascual y la vela: los padres y padrinos tendrán desde ahora la misión de mantener encendida esta llama del amor de Cristo en el recién bautizado. También representa la luz de la fe y la alegría con la que los cristianos contemplamos la vida.
¿Qué rol tienen los padres? ¿Y los padrinos?
En el Bautismo de niños los padres dan el “sí” a la amistad con Dios en representación de su hijo, y se ofrecen a educarlo, guiarlo y acompañarlo en ese camino de fe. Los padrinos colaboran con los padres en esta misión.
Cuando el niño bautizado crece, va confirmando con su vida este “sí” a Dios.
¿Por qué la Iglesia recomienda bautizar a los niños?
El Bautismo es un regalo de Dios que nos acepta incondicionalmente. Los padres que quieren lo mejor para su hijo, quieren también para él el Bautismo.
“Cuando nosotros bautizamos a un niño, en ese niño entra el Espíritu Santo y el Espíritu Santo hace crecer en ese niño, desde niño, virtudes cristianas que después florecen. Siempre se debe dar esta oportunidad a todos, a todos los niños, de tener dentro el Espíritu Santo que les guíe durante la vida”
Catequesis del 11 de abril del Papa Francisco.
¿Quién puede bautizar?
Normalmente un sacerdote. En caso de necesidad (ej. cercanía a la muerte), cualquier persona puede bautizar siempre que derrame agua sobre la cabeza del niño diciendo: “Yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”. Esta persona tiene que tener la intención de hacer lo que hace la Iglesia cuando bautiza.
Madre de Dios, Mater Dei, como padres queremos regalar lo mejor a nuestros hijos. Ayúdanos y acompáñanos, para que podamos acompañarlos en el camino de la fe, como el regalo más valioso que podemos ofrecerles. Amén.
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