La ansiedad porque empiece a notarse la panza es tan grande que a veces, si tarda un poco más de lo esperado, puede ser motivo de preocupación para la embarazada. Sin embargo, mientras el médico determine que el embarazo está evolucionando bien, el tamaño de la panza no tiene por qué ser un problema.
Lo más normal es que a las primerizas la panza se les note más tarde porque los músculos no se han estirados debido a un embarazo anterior. Otro factor que puede influir es la contextura de la mujer, porque a las más altas o de torsos largos puede que tarde más en notárseles la panza o que tengan una pancita más chica en comparación a otras mujeres de contextura más pequeña, debido a que tienen más espacio vertical para el bebé. La cantidad de líquido amniótico es otro de los factores que determinan el tamaño de la panza, pero ya en un embarazo más avanzado.
¿Se controla el tamaño de la panza durante el embarazo?
En el primer trimestre, la ecografía suele ser el principal método para determinar si el embarazo está avanzando bien y no la apariencia de la futura mamá. Recién hacia la semana 20, el médico tendrá en cuenta el tamaño de la panza a través de la medición del fondo uterino (la distancia entre el hueso púbico y la parte superior de tu útero), para estimar el tamaño del bebé, el índice de crecimiento y su posición. Y si nota que es más pequeña o más grande de lo normal, indicará estudios para determinar si hay alguna razón que deba tratarse o simplemente si tiene que ver con causas que no requieren tratamiento alguno.
Es decir que mientras el médico determine que todo está evolucionando bien, no hay que preocuparse si la panza no crece o crece mucho y tener paciencia. Cada panza, al igual que cada mujer, es única y perfecta.
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